El concepto de cultura y el reconocimiento de los derechos culturales a finales del siglo XX, son el punto de partida que BolfyCottom describe en su libro Legislación cultural, temas y tendencias, los cuales, de acuerdo al autor, han permitido un avance legislativo en materia cultural en la capital.
El texto compartirá una travesía que le llevó dos años de investigación por los archivos, leyes, decretos y conceptos en los que se fundamentan las políticas públicas en materia cultural del Distrito Federal.
“Nacemos en una cultura, nos morimos y la cultura sigue. La cultura se refiere a todo aquello que como seres humanos, sociedad o grupos sociales, construimos a partir de nuestro entorno natural, es un fenómeno que nos caracteriza como seres humanos” definió el antropólogo en una entrevista otorgada a Código CDMX, radio cultural en línea, de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
Desde esta perspectiva los símbolos, las cosmovisiones, los valores, los referentes identitarios e imaginaros que tiene cada persona o grupo social, son derechos culturales que dan sentido y significado a una comunidad, por lo tanto son materia primordial que debe generar líneas específicas en materia legislativa, comentó.
“Cómo funcionan las estructuras del Estado en materia cultural, qué sucede con el tema constitucional, con el tema legal y con la parte administrativa de acuerdos; la respuesta a estas preguntas deben tener a la cultura no como una obligación administrativa, sino como un derecho humano” enfatizó el investigador de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El autor aseguró que durante las últimas tres décadas en la Ciudad de México, e internacionalmente, se ha entendido mejor el concepto de cultura, y por ello, se ha dado relevancia al surgimiento de los derechos culturales, cuya contemplación ha repercutido en la forma en la que el gobierno se ha involucrado en el tema.
“La gran apertura que ha posicionado a la Ciudad de México a la vanguardia en materia cultural, responde a los requerimientos planteados por la propia sociedad, que obliga a las instituciones a generar espacios formativos en materia de derechos culturales” afirmó el antropólogo.
En este tenor, resaltó en particular los proyectos puestos en marcha de 1998 a 2001 por el poeta Alejandro Aura, titular del Instituto de Cultura del DF, que dieron como resultado la creación de las Fabricas de Artes y Oficios, mejor conocidas como los Faros, y los libro-clubes, que actualmente están a cargo de la Secretaría de Cultura, lo que ejemplificó como la renovación cultural de la ciudad en materia de políticas públicas culturales.
Asimismo, dijo que la cultura no sólo debe percibirse como vastos conocimientos o bellas artes, sino que por el contrario, se trata de todas las manifestaciones, las tradiciones y costumbres de todos los pueblos y barrios que integran a la sociedad, por lo que es importante identificar los derechos culturales, así como la organización administrativa institucional y legislativa que se tiene.
A lo largo de las 182 páginas del libro, Cottom retrata la manera en la que el Gobierno del Distrito Federal se ha ido involucrando en la cultura a través de la gestión de bibliotecas, museos y la protección de monumentos, hasta la preservación de las lenguas y todo lo que ahora se denomina patrimonio cultural intangible, que ha superado la preocupación única por los bienes culturales materiales, para reconocer la diversidad cultural que existe en nuestro país.
Por ello, concluyó Cottom, el gobierno tiene la obligación de respetar y garantizar los derechos culturales, en tanto derechos humanos, que propicien la convivencia en la diversidad y el respeto, para evitar la intolerancia, el racismo, la exclusión o la violencia. |