Agustín Vargas (*)

Con el arribo del 2015 llegó también la cruda realidad sobre las limitaciones presupuestales tanto del Gobierno Federal como el de la Ciudad de México para el desarrollo de sus monumentales obras, las de la posteridad, que se supone también traerían muchos beneficios, sobre todo la reactivación del empleo y la economía en general, sobre todo en la capital del país.  

El 2015 sería un año de obras para la ciudad a lo largo del cual se pondrían en marcha al menos 12 proyectos de infraestructura que ocuparían prácticamente los cuatro puntos cardinales de la capital.

Y en efecto, los baches, hoyancos, zanjas y los muros color naranja que se avistan por toda la ciudad y que son el alucine de quienes habitamos esta ciudad, son la mejor prueba, no del desarrollo de esas obras, sino de la nula planeación para llevarlas a cabo.

Se supone que los gobiernos federal y del Distrito Federal deberían licitar y arrancar los procesos constructivos correspondientes para ampliar las redes de transporte público, terminales interurbanas y de trayectos nacionales e internacionales y las vías para uso del automóvil particular que cruzan la urbe.

El desarrollo de estos proyectos detonaría una inversión estimada en 174 mil 751 millones de pesos que destinaría los dos niveles de gobierno para la ampliación de la infraestructura de la ciudad.

Proyectos en el papel

A casi tres años de que concluyó el último proceso de expansión del Metro, el Sistema de Transporte Colectivo (STC) retomaría su ampliación con obras en cuatro líneas que beneficiarían a la población del norte, oriente y poniente del DF y el Estado de México.

Estos proyectos se llevarían a cabo mediante una inversión combinada que dirigiría la Secretaría de Obras y Servicios del Distrito Federal (Sobse), la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y la administración mexiquense.

En la zona sur arrancaría la construcción del mayor túnel vehicular que cruzaría el subsuelo de la capital para que el Circuito Interior, a la altura del Río Mixcoac, librara el cruce con avenida Insurgentes y se consolidara como el primer anillo vial de la ciudad sin interrupciones.

Esta obra estaría acompañada por la construcción de una rampa de desincorporación para el distribuidor de Molinos, en dirección a avenida Revolución, y una adecuación vial en las laterales del Circuito Interior al cruce con calzada de Tlalpan.

Pero todo se vino abajo por las manifestaciones de los vecinos que se opusieron a dichas obras, por la sencilla razón de que las mismas atentan en contra del entorno ecológico de la zona y jamás hubo consulta para su desarrollo. El Jefe de Gobierno del DF, Miguel Angel Mancera no tuvo más remedio que ordenar su cancelación.

En la delegación Álvaro Obregón, al poniente de la ciudad, comenzaría la construcción del último tramo del tren interurbano que llegará a la capital desde Toluca y que ingresaría en dirección a Observatorio por la zona de Santa Fe.

La llegada del tren México-Toluca estaría acompañada de dos proyectos que aún no se han definido: la construcción de un tercer piso vehicular coincidente con el trazo del viaducto férreo y la modernización integral de la Línea 1 que estaría a cargo del STC.

En el oriente de la ciudad se desarrollará el proyecto más ambicioso del Gobierno Federal para la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) con la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en una extensión de cuatro mil 430 hectáreas correspondientes al ex lago de Texcoco.

Aunque las obras para la nueva terminal aérea debieron haber comenzado desde finales del año pasado, la actual administración federal reconoció que la magnitud del proyecto impedirá que sea puesto en marcha antes de 2018.

Sin embargo, para el resto de los proyectos, este año sería definitivo en cuanto a la puesta en marcha de los procesos licitatorios y de puesta en obra, con miras al término de las administraciones del presidente Enrique Peña Nieto y del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera Espinosa.

Ha transcurrido el primer trimestre del 2015 y la realidad de nuevo se ha impuesto a la buena voluntad, falta de planeación y previsión dentro de la esfera  gubernamental.

Cinco delegaciones concentran 75% de los delitos

Pero no sólo la mala planeación y proyección de obras son una constante en el Distrito Federal. También los índices delictivos, que han ido al alza, son ya preocupantes, aunque el gobierno local quiera tapar el sol con un dedo. En particular cinco delegaciones concentran el 75% de los delitos que se cometen en la capital del país: Coyoacán, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Iztapalapa y Venustiano Carranza.

Los datos, proporcionados por Mirian Saldaña Cháirez, candidata a diputada federal del PT por Coyoacán, por supuesto son alarmantes, considerando que esas demarcaciones cuentan con una población de 4 millones 584 mil 783 habitantes.

La delegación Coyoacán tiene 22% de índice delictivo, siendo más alto que GAM con 15%; Iztapalapa, 14%; Venustiano Carranza y Cuauhtémoc, con 12% cada una.

Nada menos, la víspera se publicó que sería una tragedia para el jefe de gobierno que cundiera esa realidad de que la Ciudad de México es un lugar en el que no se puede vivir por la inseguridad.

Un periódico de circulación nacional reveló que en la conocida colonia Romero de Terreros (Coyoacán), se han extendido los robos a casa habitación, para lo cual incluso se usan camionetas de mudanza, lo cual ha desatado una psicosis de robos a casa habitación en esa demarcación y eso podría ser el regreso de la sensación de inseguridad que se extiende por toda la capital del país.

Ante los recurrentes hechos de robos a casa habitación en la colonia Romero de Terreros e inclusive en colonias dentro de delegaciones como Benito Juárez, podría estar deteriorándose la percepción de que se había superado la ciudad violenta y peligrosa, a una ciudad habitable.

Coyoacán, una población de 620 mil 416 habitantes, tiene una alta infraestructura cultural y turística. En la demarcación se albergan a las Universidades Nacional Autónoma de México y Metropolitana; además aloja recintos importantes como los museos Nacional de las Intervenciones, el Anahuacalli, el Nacional de la Acuarela y el Centro Cultural Universitario, entre otros.

La inseguridad no es un problema local, sino atañe a todo el país. Cifras de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, en términos de delincuencia, destacan que 70.2% de la población de 18 años y más, considera que vivir en su ciudad es inseguro.

De nuevo, la realidad se le impone al señor Jefe de Gobierno de la capital del país, que pese a sus esquivas respuestas sobre sus intenciones, quiere perfilarse como precandidato presidencial en el 2018. ¿Será?  

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*Periodista. Director de la Revista HábitatMx