Francisco Javier Hernández

No podía ser para menos, pero lo cierto es que con toda la propaganda oficial desplegada para hablar de los presuntos beneficios que han traído las reformas de “gran calado” que se han aprobado en las dos últimas legislaturas del Congreso de la nación, la verdad es que estos días en que Enrique Peña Nieto realiza su tercer informe de labores al frente del Ejecutivo federal y sobre el estado que guarda la nación, abundan las criticas y señalamientos en contra, sobre todo porque no se reflejan en los bolsillos de la población tales beneficios y persisten los problemas sociales y económicos que hablan de un país estancado.   

Se podría decir que hablaría en favor del actual huésped de Los Pinos, el clima de volatilidad que persiste en los mercados internacionales, en el derrumbe de los precios del petróleo y sobre todo en el clima de inseguridad que persiste en el ámbito mundial, pero aún cuando se diga que nuestro México está preparado, la dura realidad pega, porque al interior se ve que las supuestas reformas no han traído ningún resultado positivo como lo muestran todos los indicadores al respecto.

Es por ello, quizá, que Enrique Peña Nieto tuvo que hacer cambios en su gabinete, porque el desgaste sería peor si no lo habría hecho, pues por ejemplo, con todo lo que se diga, a Emilio Chuayffet Chemor que estaba encargado de la secretaría de Educación, ya hasta la figura parecía haber perdido y no podría continuar llevando a cabo con buen fin la estrella de dichos cambios, es decir, la reforma educativa.

Y es que tal reforma sigue siendo fuertemente cuestionada, no sólo por los maestros afiliados a la CNTE, sino por el gremio en general a pesar de lo que se diga, pues aunque en los hechos los docentes aceptan que se les evalúe, lo cierto es que se cuestiona los instrumentos con los que se pretende llevar a cabo tal medición, pues está apegada a los estándares internacionales que se les quiere imponer, por estar alejados de la realidad de la educación en México.

Y ello, se quiera aceptar o no, ha provocado incertidumbre en el gremio magisterial, pues tiene todo el viso de ser punitiva, aunque esto también se niegue, por lo que ha crecido la irritación y el descontento, no sólo contra las autoridades educativas, en cuyo frente se ha puesto a un personaje, Aurelio Nuño, de quien se desconoce algún mérito académico o universitario, sino también contra la dirigencia del SNTE que encabeza un Juan Díaz de la Torre que no ata ni desata.

Y es que, se dice, se debió comenzar por mejorar la situación de los planteles de educación básica, pues de acuerdo con el Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa, sólo el 10 por ciento de las 152 mil 469 escuelas instaladas en territorio nacional, cuentan con certificado de calidad en su infraestructura educativa;  además 20 por ciento de los planteles carecen de agua potable, cerca de 4 mil no cuentan con energía eléctrica, y de los 40 mil bebedores programados como meta para este sexenio, sólo se han instalado 2 mil 675 y para qué seguir, se hablamos de la situación en que se encuentran las edificaciones de educación media y media superior…

Pero en el aspecto social, la situación no cambia, pues pese al optimismo oficial, el mismo secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), Gonzalo Hernández Licona, admite que “es impensable reducir la pobreza si no tenemos crecimiento en la actividad económica, y por muchos años ésta no ha crecido lo suficiente, así es que la pobreza es la misma, prácticamente desde 1992 a 2014.

Ello quizá no fue lo suficiente para remover a Rosario Robles y poner a José Antonio Meade, en la Secretaría de Desarrollo Social -- quien al parecer desde esa posición ya se siente “presidenciable”--, lo cual tampoco dice nada de cambiar un modelo económico que en los hechos ha demostrado con creces que está agotado, porque no se piensa en las bajas percepciones que percibe el grueso de los trabajadores.

A propósito, y ello está vinculado en lo político, el hecho de que el Partido Revolucionario Institucional haya cambiado de dirigencia nacional habla por sí sólo del desgaste que ha sufrido este organismo político que se quiera o no reconocer sigue cayendo en las preferencias de los votantes como se observó en los comicios del pasado 7 de junio. Entonces se va el mexiquense César Camacho Quiróz y entra al relevo un Manlio Fabio Beltrones que, se dice, conoce todos los vericuetos y pasajes subterráneos de la política, pues además  trae toda la escuela del político veracruzano Fernando Gutiérrez Barrios con todo lo que ello implica.

 Manlio quien de entrada habla de que se acabó “la sana distancia” entre el presidente y el partido y con todo desenfado no ha dudado en dar su respaldo a un Enrique Peña Nieto quien ya no siente lo duro ni lo tupido.

Ah, pero eso también trae  otro mensaje, pues se ve que todos estos cambios se realizan después de que un diario de circulación nacional dio resultados de una encuesta reciente en la que acentúa que si hoy fueran los comicios presidenciales, el ganador sería Andrés Manuel López Obrador, como lo señalamos en nuestra entrega anterior, así es que habría que echar la maquinaria de todo el poder en contra del tabasqueño, de ahí que no frenan los ataques en contra del “peje” ya sea de manera abierta o velada, como se puede observar incluso en algunos diarios que son especialistas en sesgar información.

Pero también en el Partido Acción Nacional se prendieron las alarmas, por ello tuvo que llevar a cabo sus relevos y entró Ricardo Anaya quien supuestamente le dará un rostro joven al partido de la derecha, en lugar de un desgastado Gustavo Madero, quien al final quedó atrapado entre los intereses creados y la corrupción que corroe al blanquiazul, aunque sigan aparentado ser los más “decentes” de la política nacional.

Y qué decir del Partido de la Revolución Democrática en dónde su dirigente nacional Carlos Navarrete tuvo que poner en la mesa su dimisión junto con el resto del comité, pero sigue atrapado entre las corrientes hegemónicas que ellos mismos crearon, como son los llamados “Chuchos”, y ya por ahí les dijeron que si no se deshacen de esos grupúsculos, al partido del sol azteca no se le ve futuro.

 Así es que aunque opten por un Agustín Basave, Armando Ríos Píter o bien por Fernando Belauzaran o cualquier otro dirigente, la verdad es que el PRD debiera revisar ese rumor que corre tras las bambalinas perredistas que señalan una posible vinculación entre Jesús Ortega, el llamado “Chucho” mayor y la familia Calderón, por lo que, nosotros decimos, entonces se equivoca Miguel Barbosa de acusar a AMLO de la división de la izquierda, como lo han hecho otros personeros del partido del sol azteca…

Y qué decir, del llamado Partido Encuentro Social que aún cuando dio la sorpresa al lograr casi el 4 por ciento de la votación nacional, ya se vio que es otro partido, como el de Nueva Tranza (perdón Nueva Alianza) que han sido creados para atomizar el sufragio y al final muestran su verdadero rostro al aliarse con el oficialismo y sumarse así al papel vergonzoso que tiene el llamado Partido Verde quien por cierto resultó ser “una blanca paloma”, según lo dicto el mismo IFE y ratificó el Tribunal Federal Electoral al perdonarle las “graves violaciones que cometió, pero que no fueron suficientes para quitarle el registro”…

En fin, que por impunidad no paramos, así es que no es de extrañar que el tercer informe de Enrique Peña Nieto pese a la parnafenalia que le rodea, no esté exento de críticas por todos los pendientes que se tienen en el país.

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