Tania Montiel
Como una forma de regresar a los mexicanos parte de su historia y su expresión artística y cultural, Diego Rivera y Frida Kahlo, planearon dos museos para exponer su colección tanto de piezas prehispánicas como de sus obras y objetos personales; a raíz de esto surgieron la Casa Azul y el museo Anahuacalli.
Este último, inaugurado en 1964 alberga las casi 60 mil piezas pertenecientes a culturas como la azteca y la maya, de las cuales Diego Rivera se hizo mediante la compra en el mercado negro, el saqueo, e incluso del intercambio por su obra, en una época donde el control de estas piezas no era estricto.
De acuerdo a la idea del pintor y muralista, el Anahuacalli debía exponer su colección, pero sin transformarse en un museo institucional, por ello la mayoría de las piezas no llevan un orden cronológico, y ni siquiera un descripción detallada de cada una, pues estas se ordenaron en un ambiente pensado por el artista en el cual se plasmaron tres mundos: el inframundo, el mundo terrenal y el supramundo.
De este modo, en la planta baja, que representa al inframundo, se observan figuras de diversas deidades y culturas, representando a los elementos en cada esquina: agua, aire, tierra y fuego. En esta misma zona se aprecian dos figuras que de acuerdo a los deseos de Diego, serían los nichos de él y de Frida
En el primer y segundo piso, el mundo terrenal, se observan obras que retratan la vida cotidiana de las diferentes culturas que se desarrollaron en el territorio mexicano: juegos y jugadores de pelota, mujeres embarazadas, guerreros, comerciantes, personas enfermas, máscaras y reproducciones de rostros que, de acuerdo a la clase social a la que pertenecían, eran deformados para proyectar su linaje.
Además de la colección, un factor digno de destacar es el propio edificio: imitando la forma de un Teocalli o Templo de Dioses, construido con la piedra volcánica proveniente del Xitle, por lo cual también se encontraron nacimientos de agua, de ahí su nombre; y complementado con materiales de otros estados, como el alabastro de Puebla, colocado en las ventanas de la planta baja para generar un efecto de menor luz.
Otro detalle muy particular del edificio son los techos, en ellos mediante mosaicos elaborados con piedras de colores, representaba tanto a deidades precolombinas, como símbolos de su propia vida: sapos y ranas, la hoz y el martillo del comunismo, y su rostro y el de Frida Kahlo.
Diego Rivera planeaba construir, aledaña al museo, una Ciudad de las Artes, donde se pudiera aprender pintura, danza, música, arquitectura, teatro, artesanías y ecología; sin embargo, ni siquiera pudo ver terminado el museo, razón por la cual, su hija Ruth Rivera, y sus amigos Juan O´Gorman y Dolores Olmedo, son quienes, terminaron la construcción, de acuerdo a lo que ellos consideraron le habría gustado a Diego.
El museo también cuenta con un espacio alterno para otras exposiciones e incluso conciertos; en estos días se exhibe El hombre en la encrucijada, mural que en el año 1933 Diego hizo por encargo para el Rockefeller Center, y que le fue retirado por modificarlo e incluir entre los personajes a Lenin.
En esta muestra se detalla el proceso que siguió Rivera para la elaboración de éste, bocetos, su relación con la familia Rockefeller, el equipo que participó en su creación, las pocas fotos que se consiguieron de ella, además de las manifestaciones y muestras de apoyo en torno a ella.
Otra exposición es la de Jorge Yázpik, distribuida por todas las instalaciones del Anahuacalli, la cual se compone de piezas abstractas y contemporáneas en distintos materiales.
La composición más destacada de esta obra es la que se colocó en el estudio de Diego Rivera, en donde el artista representó el valle de Texcoco, la composición de lo que fue y lo que es, mediante el uso de fotografías panorámicas.
El Museo Anahuacalli se encuentra en la calle museo, número 150, Colonia San Pablo Tepetlapa, en la delegación Coyoacán, abre de martes a domingo de 11 de la mañana a 5 de la tarde; la admisión general tiene un costo de 60 pesos, para extranjero 80, y para estudiantes, profesores y personas de la tercera edad 15 pesos con credencial vigente. |