Con la llegada de los vientos de otoño y el aroma a azahar que invade los hornos, la Cámara Nacional de la Industria Panificadora, Pastelera y Similares de México (CANAINPPA) celebra una de las expresiones más queridas de nuestra cultura: el Pan de Muerto, símbolo de amor, recuerdo y unidad familiar.
Más que un pan, este ícono mexicano representa el vínculo eterno con nuestros seres queridos. En cada pieza se mezclan la herencia, el afecto y el arte del panadero. Su forma circular evoca el ciclo de la vida; las canillas representan los huesos y las lágrimas, y el toque de azahar o anís perfuma la memoria de quienes ya partieron.
Durante esta temporada, miles de panaderías de todo el país encienden sus hornos día y noche para mantener viva una tradición que nos une. Desde los grandes talleres urbanos hasta las panaderías de barrio, cada una aporta su toque único, preservando una receta que pasa de generación en generación.
El presidente de CANAINPPA, Lic. Julián Castañón Fernández, expresó que “el Pan de Muerto es una manifestación viva de nuestra identidad. En cada pan se refleja el esfuerzo del panadero mexicano, su pasión y su compromiso con las tradiciones que nos dan sentido como pueblo.”
De acuerdo con estimaciones del sector, en México existen: 55 mil panaderías, hay un incremento del 200% en la temporada, se ocupan 530 mil 890 personas, aumenta un 40 % las ventas
El Pan de Muerto se convierte en el producto estrella, llenando los hogares con su inconfundible aroma y significado.
CANAINPPA invita a todas las familias mexicanas a consumir Pan de Muerto elaborado en panaderías locales, reconociendo la labor de miles de artesanos que con sus manos dan vida a una tradición que perdura y que cada año vuelve a recordarnos que el amor y la memoria nunca mueren.
“El Pan de Muerto no sólo se come; se comparte, se ofrece y se recuerda.” |