Intensa dosis de reflexión y comedia receta Para soñar que no estamos huyendo, obra dirigida por Ana Francis Mor que presenta temporada en el Teatro Benito Juárez del Sistema de Teatros de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
La puesta en escena retoma la obra original de William Shakespeare Ricardo III y la reproduce en el contexto del México actual, con la irreverencia característica de “La reina chula”.
Al correr el telón una tenue luz cae sobre la sonorización en vivo y aparece en escena Marisol Gasé en su papel de criada y mercader, vendiendo “reliquias de la guerra”, ya no en el contexto melancólico de la época Isabelina, sino en el de la violencia de la guerra contra el narcotráfico: pies de bebés quemados y balas “que no querían ser perdidas”, entre otros curiosos objetos.
La oscura atmósfera se tiñe de las risas del público con los primeros parlamentos, sobre una reinterpretación del génesis; la Reina (Amanda Schmelz) despierta de un sueño en el que dios, cansado y lleno de culpa, le cuenta cómo decidió crear al mundo y encargárselo al hombre.
“Ahí fue donde todo se jodió”, sentencia la criada, “y cuando dios regresó ya nadie le obedeció”.
La puesta prosigue con la crítica del orden falogocéntrico (“Dios le pidió al hombre que tomara su lugar por unos días, que no tendría mayor problema porque todos lo obedecerían de la misma manera que obedecieron a dios”) y un reclamo a la mujer por “llamarse a sí misma mujer porque dios lo había ordenado”.
Las emociones transitan de la risa a la angustia al aparecer un asesino a sueldo (Antonio Cerezo), quien padece lapsus de conciencia aunque se le pasan “con sólo contar hasta 43”. Este personaje es enviado por el Rey Ricardo para matar a su esposa, quien huía hacia la frontera recostada sobre una cama empujada por su criada, ¿por qué? “Para soñar que no estamos huyendo”.
Durante la huida se confrontan las diferentes posiciones de las víctimas mexicanas. Por un lado un sumiso e indignado pueblo y, por el otro, un codicioso y vanidoso gobierno. Los primeros culpan a los perros del gobierno por llenar las calles de mierda; los segundos acusan a los perros del pueblo sin educación por el mismo crimen.
La música original y coros de Leika Mochan, docente en Bellas Artes, reproducen la atmósfera del desierto (coyotes hambrientos y viento salvaje), además de envolver la sala en un ambiente de incertidumbre y despertar las expectativas del público que asiste al recinto de Villalongín número 15, en la colonia Cuauhtémoc.
“Esta obra es asquerosamente vigente”, dijo después de la función la autora y directora Ana Francis Mor, de amplia e importante trayectoria que la ha llevado a presentar sus obras en festivales internacionales y a fundar la compañía de teatro-cabaret Las Reinas Chulas.
Se dijo especialmente emocionada y agradecida por la asistencia del público e invitó al terminar la obra a difundirla con tweets y publicaciones en Facebook.
La temporada de Para soñar que no estamos huyendo será breve, porque el teatro en este país tiene esa característica, dijo la directora.
Hay presentaciones los jueves y los viernes a las 20:00 horas, sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00 horas, hasta el 8 de febrero. |